jueves, 11 de enero de 2007

"El compartir se aprende"


El compartir no nace espontáneamente. Necesita de aprendizaje.
Algo que se precisa aprenderlo desde niño. Es difícil ser generosos cuando se nos ha enseñado a ser egoístas. Es difícil saber compartir, cuando uno ha vivido en un ambiente donde todos hablan de "lo mío", y nadie dice "lo nuestro".

Recuerdo que, cuando estaba en la secundaria (colegio de monjas), teníamos prohibido hablar de lo "mío". Todo era "nuestro". Yo no sé si estábamos muy convencidas de ello, pero a la larga se va creando una mentalidad espontánea. Recuerdo que en una ocasión, alguien dijo: "todo es nuestro", entonces también habrá que decir: "los pecados tampoco son míos, sino nuestros".
Una de las tareas de la familia sería crear un clima del compartirlo todo. Enseñar a los niños a que compartir sus juguetes, compartan sus caramelos, compartan el televisor, compartan inclusive sus ropas, hasta donde sea posible.

Conozco una familia allegada a mi. Tiene dos hijas (adolescentes). Sus tremendos problemas se dan cuando una, sin permiso se pone el jersey de la otra. Ahí se arma la de San Quintín. Fuera de eso, dicen, son un encanto. Un encanto que no comparte. Un encanto de egoísmo.

Cuando educamos en el "egoísmo de lo mío", luego será difícil que más tarde nos destaquemos en la generosidad de "lo nuestro". Una educación en el "tener" difícilmente se convierte en una actitud del "dar".

"¿Qué tengo que hacer?"

Hay preguntas inútiles. Y hay preguntas fundamentales.
¿Qué quiero ser realmente en la vida? Una pregunta que nadie puede dejar de hacérsela.
De lo contrario. ¿hacia dónde vas?¿Vas sin saber a donde vas?Entonces no eres tú el que orienta tu vida sino que te dejas llevar por la corriente de los demás?
Nadie sale de viaje sin decidir a dónde ir.
Nadie se sube a un avión sin saber a dónde quiere llegar. No me digas que tú eres de los que dices: "a mí que me lleven".
¿Cómo quiero ser en la vida? Otra pregunta que necesita respuesta.
De lo contrario seré cualquier cosa. Es decir no seré nada. Seré lo que otros hagan de mí.
¿Qué espero yo de la vida? Esperarás lo que tú mismo le des a la vida. La vida te da lo que tú siembres. Somos como los agricultores. Esperamos lo que sembramos.
Nadie esperará a cosechar trigo sin antes no lo ha sembrado.
Pero, cuidado, que nadie espere a hacerse estas preguntas cuando ya la vida se le escapa de la mano. La juventud es la edad de las preguntas fundamentales, esenciales.

domingo, 7 de enero de 2007

"El milagro del recuerdo"

"Porque en el recuerdo no hay distancias; y sólo en el olvido hay un golfo que ni vuestra mirada puede atravesar". (Khalil Gibran)

El recuerdo hace el milagro de resucitar todo lo que está ya muerto.
El recuerdo hace el milagro de impedir que tú mueras en mi corazón.
El recuerdo hace el milagro de que si algo está muerto reviva en mi mente.
El recuerdo hace el milagro de suprimir las distancias.
El recuerdo hace el milagro de que, lo que ya queda lejos, se haga cercano y próximo.
El recuerdo hace el milagro de que, el pasado se haga presente.
El recuerdo hace el milagro de que, lo que fue siga siendo.
El recuerdo acorta las distancias.
Al recordarte te hago cercano a mi.
Al recordarte impido que las distancias nos separen.
Al recordarte te estoy diciendo, tú estás conmigo y estoy contigo.
Al recordarte puedo contemplar tu rostro.
Al recordarte puedo escuchar tu voz.
Al recordarte puedo sentir tu cariño.
Al recordarte te estoy regalando la vida.
Al recordarte te estoy diciendo: "tú vives."
Sólo muere lo que se olvida.
Sólo deja de existir, lo que se olvida.
Sólo está lejos, lo que se olvida.
Sólo se deja de amar, lo que se olvida.
Regálame tu recuerdo, aunque haya muerto.
Regálame tu recuerdo, por más que estemos lejos.
Porque sólo tú tienes el don de "regalarme mi nueva existencia".