martes, 1 de abril de 2008

"El Romance en el Tantra..."


Cuando nos enamoramos, pensamos sólo en el otro, todo lo hacemos en función de él y su conciencia es dueña de nuestros actos.

Algunos antropólogos denomina todo este período de enamoramiento como los rituales de cortejo, damos regalos de sorpresa, esperamos llamadas y las hacemos, nos vestimos con cuidado, cocinamos, y mostramos nuestra mejor faceta.

El Tantra considera que tal enamoramiento es la fuerza vital más poderosa y el momento de la unión sexual se entiende como la plenitud en la que tanto las energías físicas como espirituales de ambos se focalizan por completo en un mismo objetivo.

Lo que sucede es que el Dios y la Diosa internos se están comunicando y se están adorando recíprocamente. Esto es realmente un acto de magia pues tiene el poder más grande del mundo ya que es capaz de generar vida.

Así, para que la transformación ocurra debe crearse una atmósfera y las acciones rituales necesarias para despertar el romance y la fuerza vital divina que se encuentra adentro de cada uno de nosotros.

De ahí que cada encuentro sexual debe ser preparado con esta visión casi religiosa. Lo que va a ocurrir es un rito y todo rito tiene una fase de preparación.

Y una vez que se produzca el encuentro sexual, la actitud ideal es la de la adoración. Tanto la mujer como el hombre se deben adorar mutuamente como dioses que son.

Esto es fundamental, para que la liberación y el despertar de la conciencia sobrevenga en el momento del clímax.

El preámbulo o juego previo es básico en lograr la sensación de rito que alimentará el romance en la pareja. La meta es elevar la fuerza vital interior hasta un punto febril para aumentar la consciencia y la percepción.

La apreciación que se tenga de la pareja debe ser la de un dios. Él es tan hermoso, tan grande y fuerte y tan poderoso como un dios que se merece la total adoración de la diosa que es la mujer.

De la misma forma, él debe adorar a la diosa que hay en ella, con una total sumisión y respeto. Así, se logra la verdadera unión que se necesita para lograr la transformación y provocar una satisfacción indefinible en ambos.

The supreme bliss of orgasm.

There is neither passion nor absence of passion.
Seated beside her own, her mind destroyed,
Thus I have seen the yogini.

That blissful delight that consists between lotus [vagina] and vajra [thunderbolt, ie, penis],
Who does not rejoice there?
This moment may be the bliss of means, or of both wisdom and means . .
It is profound, it is vast.
it is neither self nor other . . .
Even as the moon makes light in black darkness,
So in one moment the supreme bliss removes all defilement.
When the sun of suffering has set,
Then arises this bliss, this lord of the stars.
It creates with continuous creativity,
And of this comes the mandala circle [of the cosmos].
Gain purification in bliss supreme,
For here lies final perfection.

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