Todos tenemos sueños, deseos, anhelos... y estos a su vez son los que nos dan ese toque de luz a nuestra vida, con ella nuestro día a día tiene una pequeña chispa de fulgor que puede iluminar nuestra alma… solo que, cuando vemos que todo eso se desvanece en un instante sentimos que vamos cayendo en un mundo de tinieblas donde el único camino es el abismos, donde lo más probable es que no tengamos retorno, porque la caída es destructiva, al punto que no deja escombros... Las personas creemos que somos fuertes y valientes, que por tener ese rayito de luz en nuestras vidas, tenemos la vida casi, casi asegurada para el camino de la felicidad, pero cuando pienso ahora en felicidad, yo misma me pregunto: "¿A qué llamo felicidad?" ingenuamente creo que es todo aquello que me hace ilusión al pensarlo, al saber que lo tuve o que lo pudo obtener, aunque mi corazón se me quiebre, eso no es felicidad como yo misma quiero creer. Son en estos momentos en que mi alma deja su estado natural para elevarse, y dejar caer duramente mi cuerpo... siento las lesiones, veo la sangre recorriendo mi cuerpo... pero veo tan distante esa realidad que intento saber que pasa, me doy cuenta que ya no le pertenezco más a mi cuerpo, sino estoy enclaustrada en un nuevo mundo, donde solo mi alma encuentra salida a un solo estado anímico... a un estado que deseo escapar, pero que no consigo hacerlo, parece que este nuevo mundo me tiene prisionera, donde mi voluntad y deseos son relegados ante ella... grito en la quietud, esperando que un alma piadosa me tome entre sus brazos y con fuerza me arranque de aquí, siento que cada segundo soy carcomida... me duele tanto todo esto, pero estoy perpleja, ya no soy dueña de mi misma... ¿Qué me pasa? doy gritos, y más gritos en tono de agonía. Veo al detalle todo lo que me rodea... pero poco a poco todo es nublado, parece que no hay escapatorias... soy rehén, que está a la espera de ayuda, en vuelo taciturno, mis extremidades se empotran en este mundo, y dejándome envolver sin poder rehusarme… siento como ya no soy mi propia dueña de mis pensamientos, a lo lejos, a lo lejos veo una pequeña luz que al parecer calienta, me estremece, me asusta… ¿Será otro mundo? o simplemente lo poco que me queda de cordura me está haciendo una mala pasada... Gritos, y más gritos… pidiendo a una alma caritativa salvarme… pero nadie atiende a mi llamado, los que tal vez escuchen mis lamentos están sumergidos en sí mismos… doy agonía a este sufrimiento… frío, frío… la escaza esencia que aún me queda y conservo como tesoro se empieza a cristalizar… guardiana quiero ser, para que ningún ente consiga violentar lo poco que queda de mi. En la lejanía consigo distinguir una silueta que se aproxima, no sé si viene a mi rescate o a hundirme más en este abismo… ¡Mi nombre!, ¡Mi nombre! Oigo una voz débil que me llama, ¿será que ella también precisa de ayuda? ¿Cómo ayudar, si necesito de auxilio? Los sonidos son acrecentados, cada cosa cuadriplica su sonido… así como agonía, quiero escapar, salir de aquí pero no consigo nada; la silueta está llegando cerca de mí, veo lentamente como pretende hurtar lo más valioso que poseo, los demás que me acompañan en este mundo, le imploran piedad, pero al parecer él no sabe qué es eso, actúa a su conveniencia de esa forma aniquila los sueños de aquellas almas, que como yo estamos a la espera de socorro, pero no solo tiene sed de ellas, sino que también desea algo apropiarse de mí, de ese modo pueda ser que deje de existir… tengo miedo, siento escalofríos, el dolor me aqueja, imploro para que me deje libre, hasta que de pronto un estallido me deja inmóvil, y es ahí donde él desea violentarme… pero no lo consigue… mis plegarias, ruegos, súplicas, lamentos fueron escuchados por una alma que tiene apariencia de ser solitaria, que tiene la voluntad de darme la mano, pero no sabe como comenzar; me regocijo dentro de un clima, la temperatura se entibia y mis llantos pararon porque vino hacia a mí a enjugar mis lágrimas y darme un poco de sosiego. No me garantiza la felicidad, pero por lo menos me siento mejor. Ahora veo con claridad que todos somos propensos a ingresar en este mundo, solo que, si estamos dispuestos a aceptar ayuda y sobretodo pedirla, esta llegará… tal vez tarde, pero llega… Recién comprendo cuán confundida estaba sobre el verdadero significado de felicidad, gracias a esa piadosa alma que me ayudó, y que también te ayudará a salir de ese estado para retomar cuantas veces sean necesario el camino que nos llevará a la verdadera y única felicidad que nuestro cuerpo y alma siempre han de buscar y esperan encontrar a lo lardo de la vida. He recuperado mi libertad y conseguí ser nuevamente dueña de mi misma… que maravilloso es volver ser ¡yo!
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