Existen muchas personas que piensan que el fracaso viene a ser el final del camino. ¡Cuántas vidas que se han quedo achatadas precisamente por un fracaso! Si vemos un poco la historia, encontraremos muchos personajes notables que surgieron como: Severo Ochoa, Premio Novel de Medicina, García Lorca tuvo un jaladito en Lengua Española. Vázque de Mella, el gran Congresista y autor de varios libros, le regalaron un jalado en la Universidad de Santiago.
Y el caso más llamativo todavía fue el de Einstein, los biógrafos de su vida cuentan que de muchacho fue un tanto retrasado. A los tres años no sabía hablar, sólo algunas palabras y para colmo, mal pronunciadas hasta el punto de que sus padres estaban ya convencidos de tener un hijo deficiente mental. Y hoy lo consideramos como uno de los fundadores de la ciencia moderna.
Como podemos ver, un fracaso nunca es el final de un camino. Los padres no pueden desesperarse porque su hijo haya tenido un fracaso. Al contrario, deben aprovecharlo para levantarle el ánimo y decirle que el camino es muy largo y por delante quedan muchas posibilidades.
Ni nosotros, los jóvenes debemos caer en la desilusión ni renunciar a nuestros sueños, poseemos un futuro promisorio, todo depende de nuestras ganas de vivir y de luchar. Los fracasos no pueden detener nuestra marcha ni marchitar nuestras ilusiones... menos aniquilar nuestros sueños. Al contrario deben ser un motivo más para esfuerzarnos y así dar la lucha. Como dice la canción: "Un fracaso más, ¿Qué importa?" Si al final de cuentas nuestro futuro esta aún por ser escritos.
Y el caso más llamativo todavía fue el de Einstein, los biógrafos de su vida cuentan que de muchacho fue un tanto retrasado. A los tres años no sabía hablar, sólo algunas palabras y para colmo, mal pronunciadas hasta el punto de que sus padres estaban ya convencidos de tener un hijo deficiente mental. Y hoy lo consideramos como uno de los fundadores de la ciencia moderna.
Como podemos ver, un fracaso nunca es el final de un camino. Los padres no pueden desesperarse porque su hijo haya tenido un fracaso. Al contrario, deben aprovecharlo para levantarle el ánimo y decirle que el camino es muy largo y por delante quedan muchas posibilidades.
Ni nosotros, los jóvenes debemos caer en la desilusión ni renunciar a nuestros sueños, poseemos un futuro promisorio, todo depende de nuestras ganas de vivir y de luchar. Los fracasos no pueden detener nuestra marcha ni marchitar nuestras ilusiones... menos aniquilar nuestros sueños. Al contrario deben ser un motivo más para esfuerzarnos y así dar la lucha. Como dice la canción: "Un fracaso más, ¿Qué importa?" Si al final de cuentas nuestro futuro esta aún por ser escritos.